Anish Kapoor
Para este
escultor nacido en Bombay (1954) y residente en el Reino Unido, el origen o las
raíces nada tienen que ver con la obra de un artista: «No creo en la idea del
origen étnico (...). Para mí, ser un artista español, americano o inglés viene
a ser igual. Lo importante es la obra».

Siendo todavía
estudiante, se fraguaba ya la figura de uno de los máximos representantes de la
denominada nueva
escultura británica, el artista experimenta con los pigmentos y
también cuando empieza a crear esculturas abstractas hechas con materiales
naturales como el granito, la piedra caliza, el mármol o el yeso.
No contento con
la simple escultura, decide dar a sus obras un carácter arquitectónico.
Después vinieron
una serie de pequeñas realizaciones independientes que demostraron aun más el
interés del artista por el control del espacio. De hecho, su primera visita a
nuestro país, en 1992, fue para colaborar con el arquitecto David Connor
en la creación de Edificio para un vacío, en la Expo de Sevilla.
Pero su espíritu inquieto necesitaba de nuevas expresiones y será también en
estos años cuando empiece a experimentar con los espejos, tal y como hace en su
obra Poniendo el mundo bocabajo (Turning the World Upside Down),
de 1995.
En estos
primeros años de la década de los noventa, el artista parece especialmente
interesado en las dimensiones, en cómo aumentarlas, en cómo incluir al
espectador en ellas.
Sus creaciones
han seguido recorriendo el mundo, llenando con sus «vacíos» tanto los espacios
públicos como las salas de los museos.
La puerta de la nube
Espejo del mundo
Marsyas
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