Claes Oldenburg
Pintor, escultor, dibujante… Y un artista
especializado en arte público con réplicas a gran escala de
objetos cotidianos, y esas esculturas blandas que son una de sus
señas de identidad y que están en varias ciudades y museos de todo el mundo.
Oldenburg nace en Estocolmo pero llega de niño
a Chicago y después se traslada a Nueva York.
En 1961 abre una tienda en Nueva York donde vende réplicas en escayola de alimentos de comida rápida y otros objetos cotidianos, sobre todo de consumo de masas. Es ahí cuando empiezan sus esculturas blandas, que son estos mismos objetos pero a una escala gigantesca, monumental. Además están realizados en vinilo relleno de caucho por lo que rompe una de las premisas de la escultura convencional, que tiende al empleo de materiales duros. Por supuesto, esa es su intención.
Oldenburg convierte cualquier objeto en un símbolo de su época, cargándose sus funciones y significados habituales, y siempre lo hace con sentido del humor . El tamaño, los materiales sencillos y la conversión de la materia (lo blando es duro, lo duro es blando…) son dos características del arte de este escultor que fue más allá de la escultura, pero también la sorpresa del público (Aristóteles ya decía que la sorpresa es uno de los elementos de cualquier chiste…).
Los espacios cerrados no le interesan y
prefiere espacios abiertos como explanadas, parques o jardines, con acceso
para todos los públicos, donde su obra es mucho más eficaz. El autor
quiere que el espectador toque su obra, casi lo obliga con esos colores,
esas formas que despiertan los sentidos. Algunas de sus obras de hecho se
deterioran si el espectador no participa de ellas.
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